lunes, 17 de octubre de 2011

Capítulo 7: Amores y amoríos InterGalácticos

Un día después que Deneb y Crucis cumplieran su primera semana de novios, se encontraban caminando junto a  Canopo su novio y también Dubhe con Sargas un muchacho con el que estaba saliendo desde hace tres días. Iban con dirección a Galaxia, el club de ambiente de la ciudad que daba una fiesta por su aniversario.           Crucis era un novato en muchos sentidos y esa sería su primera vez en un club gay. Él y Deneb atravesaron la puerta juntos, tomados de la mano y dejándose envolver inmediatamente por la música y la multitud.

Canopo  miró a Deneb y le dio una radiante sonrisa mientras se desaparecía entre  el mar de gente. Dubhe por otro lado, besaba efusivamente a su acompañante, sin notar que al lado del otro chico lo miraba con ganas de reprocharle algo. En efecto, se trataba de su última conquista que se había sentido utilizada y le armó un pequeño escándalo que los guardias alcanzaron a aplacar, pero que fue suficientemente incómodo para que Sargas lo abandonara.

-¿Qué pasa?- Preguntó Deneb al sentir que Crucis se estremecía levemente.

- nada, es solo que, es primera vez que bailo con otro chico- respondió con timidez. Deneb sonrió y le dio un tierno beso en la boca, volvió a tomar sus caderas y siguió bailando con su novio. 

A la distancia Dubhe observaba la pista de baile, se había sentado en el sector de los “depredadores”, aquellos hombres que observan a los chicos hasta que encuentran algo apetecible y se lanzan al ataque.

-¿Solo?- preguntó una voz atronadora que Dubhe pudo escuchar sin ningún problema a pesar de la intensa música.

-Eso parece- respondió desanimado y sin siquiera ver a su interlocutor.

-¿Y puedo hacerte compañía?- preguntó el hombre.

- Allá tu- murmuró Dubhe siguiendo con la vista sus amistades. Canopo lucía radiante  junto a su novio e igualmente Deneb y Crucis.

-Me gusta tu actitud- envistió el hombre acariciando el hombro de Dubhe.

- Y a mí me desagrada tu lentitud- espetó el muchacho levantándose y besando intensamente al hombre hasta hacerlo tambalear y botar algo del trago de un chico que pasaba cerca.

-¿cómo te llamas?- preguntó Dubhe.

-Régulo- indicó el muchacho.             

-Imaginé esta noche de una manera muy diferente, creo que nada en este club hará que valga la pena permanecer aquí, ¿quieres follar?, larguémonos de toda esta mierda- sugirió Dubhe mientras se frotaba el cabello como cada vez que se enfurecía. El único trago que había tomado durante la noche estaba haciendo efecto.

- Insisto, me gusta tu actitud- dijo Régulo besando los labios de Dubhe, tomándolo de la mano y alejándose del club, sin que ninguno de los muchachos notara su ausencia.

Canopo reía a carcajadas, Hamal, su novio, no paraba de hacer comentarios divertidos. Como nunca antes el muchacho se sentía en la gloria, después de años de sufrimiento y relaciones fallidas, sentía que al fin estaba concretando algo verdaderamente sólido. Pero ese pensamiento se desvaneció con una sola mirada; Algunos metros lejos de él, pudo divisar a su amor imposible de  la época de estudiante: Avior, un chico que iba dos cursos más arriba y que era capitán del equipo de futbol, el epítome de la virilidad sumergido en el océano de chicos gays… “¿Qué estará haciendo aquí?” fue lo primero que pensó, antes que Hamal (quién seguramente había percibido algo) lo besara. Para cuando Canopo volvió la vista hasta donde Avior se encontraba, no pudo dar con él, ya no estaba.

Llegando a la hora límite que Deneb se había propuesto, él y Crucis buscaron a Canopo y Hamal, los cuatro recorrieron el club en busca de Dubhe, pero este no apareció ni tampoco respondió su móvil. A la mañana siguiente, Deneb se despertó en la habitación de Crucis, con una leve resaca. Se duchó y marchó hasta su hogar, fuera de su casa se encontró con Dubhe, que lucía demacrado y evidenciando los estragos de su alocada noche.

-¿Dormiste acá?- preguntó Deneb exaltado, al notar lo somnoliento que su amigo se encontraba- que tontería, mira, acá guardo una copia de la llave- señaló mientras levantaba un masetero junto a la puerta.

-Descuida, fueron pocas horas, el chico con el que follé no era ningún romántico- reveló Dubhe con un tono lúgubre poco común en él.

-¿Qué pasa amigo?- Inquirió Deneb.

- Estoy harto de todo, aburridísimo, quiero algo serio, algo estable, como lo de Canopo, como lo tuyo- respondió el muchacho ingresando al departamento.

-Date una ducha, yo buscaré qué podemos desayunar- indicó Deneb. Dubhe ya se había quitado algunas prendas y sin previo aviso se abalanzó sobre su amigo, lo atrapó en un abrazo fuerte que dejó a Deneb absolutamente incapacitado de reaccionar, estaban en la mismísima frontera entre el afecto de amigos y algo más  pasional. Los dos se miraron fijamente y aunque Deneb siempre había sido objeto de la coquetería de Dubhe, esto era algo totalmente distinto.

-¿Si te beso, me rechazarás?- preguntó Dubhe.

-Sigues oliendo a alcohol, no estás en tu sano juicio- respondió Deneb sin moverse. Dubhe acercó sus labios a los de Deneb y la tensión en el ambiente se hizo manifiesta en la piel erizada de ambos.

-No puedo- exclamó Deneb alejando sus labios de los de Dubhe que terminaron besando su mejilla- Estas confundido, te quiero de una forma absolutamente diferente, estoy con Crucis y quiero hacer las cosas bien- agregó el muchacho percatándose que ya podía zafarse de la anatomía de Dubhe.

-Tienes razón, que tontería la mía, lo siento, lo siento, me marcho a la ducha, que de castigo será con agua helada- expresó Dubhe intentando sonar gracioso y quitándose sin pudor alguno lo que le quedaba de ropa.

Deneb sacó una caja de cereales intentando que el rubor y el calor en su rostro se minimizaran. Se sintió orgulloso, porque aunque todo lo que le dijo s Dubhe era cierto, tenía que admitir que su amigo le atraía de cierta forma y en otras circunstancias hubiese cedido, pero después de lo de Póllux, lo de Agena y todo el sufrimiento que padeció, no podía hacerle lo mismo a Crucis.

Continuará...

jueves, 24 de marzo de 2011

Capítulo 6: Alineación

Deneb nunca imaginó terminar aquella noche de esa forma. Caminó por las calles de la ciudad hasta la pastelería en donde había acordado encontrarse con Crucis, pero éste no estaba ahí. Deneb esperó diez minutos y en vista que su amigo no aparecía le llamó a su móvil. Crucis se disculpó pero no estaba en condiciones de salir, sin embargo le dio las instrucciones para llegar a su departamento. El muchacho no era un gran fanático de las caminatas nocturnas, pero ese barrio era muy tranquilo y eso lo aliviaba mucho. Después de varios minutos y de subir en ascensor hasta el piso de Crucis, buscó  el 670 en la puerta y cuando dio con el, miró el tapete y bajó el encontró la llave, tal y como Crucis le había indicado.
Apenas abrió la puerta Deneb evidenció el espacioso lugar y como había muchas cajas a medio empacar. Se dejó guiar por una fuerte ráfaga de viento y llegó hasta la terraza, donde Crucis estaba acurrucado. Deneb se acercó hasta su amigo, se sentó a su lado y le permitió que se recostara en sus muslos, ahí permanecieron en silencio por casi una hora, mientras Crucis sollozaba. Parecía que la muerte de su novia aún no era un teme superado y Deneb no sabía cómo podría ayudarlo, pero imaginaba que su presencia ya era algo.
- Me hace tanta falta Mintaka- murmuró Crucis entre sollozos- Ella debió esperarme- agregó, dejando desconcertado a Deneb.
-¿Esperarme?- preguntó Deneb con extrañeza.
- Habíamos acordado quitarnos la vida juntos- reveló Crucis, helando a su amigo.
-Pero, ¿Por qué?- inquirió Deneb más preocupado en satisfacer su curiosidad que el bienestar de Crucis- si ustedes eran perfectos- agregó.
- En apariencia lo éramos, pero tanto ella como yo ocultábamos un secreto- respondió Crucis.
-¿Ser gays?- concluyó Deneb, haciendo que Crucis levantara su cabeza rápidamente.
-¿Lo sabías?- preguntó rápidamente, mientras secaba sus ojos.
-Bueno, sólo uní cabos, en nuestros tiempos de estudiantes ni lo sospechaba- respondió Deneb.
-Pues, yo hace muy poco que empiezo a asumirlo, me ha costado muchísimo, en parte quiero honrar a Mintaka, que parecía estar más clara en todo y finalmente sucumbió a sus temores- señaló Crucis.
-De haberlo sabido antes, podrían haber contado conmigo- manifestó Deneb, llevando su mano hasta la mejilla de Crucis, que le sonrió.
-Mintaka te estimaba mucho, varias veces nos entreteníamos charlando sobre ti y lo divertido que nos parecías- señaló Crucis- Ella era tan especial, nunca pudo superar el amor que sentía por Alnitak la mezzosoprano del instituto Francés, ellas iban y venían en su relación, pero esa semana habían terminado por vez definitiva- agregó.
-Alnitak, la recuerdo, la chica que cantó para el aniversario del instituto en último año- recordó Deneb.
-Ella misma, al final tuvo un noviazgo con el ayudante del profesor de coro- añadió Crucis.
-También recuerdo haber oído eso como rumor- dijo Deneb, tocando accidentalmente la mano de Crucis, que lejos de molestarse, la apretó con mucha fuerza, mientras se generaba un silencio opacado por el escaso ruido de la adormecida ciudad.
Crucis se incorporó y al hacerlo quedó en una posición cercana a los labios de Deneb. Ambos muchachos seguían sin saber que decir, Crucis ya había secado sus lágrimas y cerrando sus ojos se abalanzó a los labios de Deneb, quien impresionado esquivó el beso echándose atrás, terminando con Crucis sobre él.
-Disculpa, ¿He hecho algo indebido?- preguntó Crucis, preocupado.
-Para nada,  al contrario, si hasta me pregunto si esto podría ser un sueño- respondió Deneb besando a Crucis, girándose para quedar sobre él.  Los besos se mezclaban con las sonrisas incrédulas de ambos muchachos, que siempre se desearon sin haberlo comentado.
Crucis se levantó  y tendió la mano a Deneb para que hiciera lo mismo,  tomados de la mano avanzaron por el departamento hasta llegar a la habitación de Crucis, igual de grande que el resto del departamento, igual de desmantelada, con cajas tiradas en todos lados. Crucis se quitó su ropa, Deneb hizo lo mismo  y se tumbaron en la cama.
-¿Es esto real?- preguntó Deneb.
-Lo es- señaló Crucis, perdiendo algo de la chispa que la pasión le había otorgado.
-¿Qué sucede?- dijo  Deneb acariciando la mejilla de su amigo.
-Me aterra esto, créeme que también lo soñé, pero ¿ y si se vuelve una pesadilla?- comentó Crucis al borde del llanto.
-Ey, no generes versiones terribles del futuro, piensa en finales felices, ¿y si esto se vuelve la historia de amor más bella de la historia?- señaló Deneb con tono de broma que logró su objetivo, hacer sonreír a Crucis. Acto seguido lo besó  tiernamente, sólo posó  sus labios en los de Crucis y  sintió  como si mucho antes ya hubiese vivido aquello. Recordó ese extraño sueño regresando del concurso, en donde Crucis lo besaba.
-¿Y ahora qué pasó?- inquirió Crucis al notar que Deneb se quedaba callado.
-Nada, es que tuve un Déjà vu o algo así- señaló Deneb.
-¿Cómo?, ¿explícame?-  dijo Crucis interesado.
-No sé, me pareció que ya te había besado, o que lo había soñado, algo así-  respondió Deneb.
-Entiendo, bueno, yo te robé un beso en el instituto- confesó Crucis haciendo que Deneb abriera sus ojos de la sorpresa.
-De regreso del concurso, en el bus, fue un impulso, tú dormías, me sentí tan culpable que jamás lo comenté- reveló el muchacho.
-¡Esto es una verdadera locura!, pero no sabes cuánto  me encanta,  es el cuento de hadas que siempre esperé- señaló eufórico Deneb tumbándose sobre Crucis y besando efusivamente sus labios, su cuello, su pecho, su abdomen y llegando a su sexo.  Ambos recorrieron sus cuerpos hasta deshacerse en sudor y conseguir tocar el cielo con las manos.
La mañana los encontró tumbados en la cama, abrazados, desorientados.
-¿Qué hemos hecho?- preguntó Crucis.
-¿El amor?- contra preguntó Deneb, besando al muchacho.
-Nunca antes había tenido sexo con otro hombre- reconoció Crucis.
-¿Y estar de novio?- inquirió Deneb.
-Tampoco- aseguró.
-Y ya que incursionaste en la primera, ¿no te gustaría intentar la segunda?- dijo Deneb risueño.
-¿Es una propuesta?- apuntó Crucis.
-Por supuesto, bobo ¿quieres ser mi novio?- expuso Deneb.
-sí, quiero- dijo sonriendo Crucis y abrazando a Deneb.

-¡Esa sonrisa la conozco, no puede ser más que de una noche de polvos!- exclamó  Dubhe cuando se encontró con  su amigo en el campus.
-Suena algo burdo, pero no te equivocas, estás frente a un chico comprometido- respondió Deneb sin detener el paso hacia la biblioteca.
-¡NO!, o sea que adiós oportunidad de un revolcón entre nosotros, ya sabía yo que este plan de amigo terminaría por opacar cualquier oportunidad de follar, que tu eres muy señorito- bromeó Dubhe mientras abrazaba a su amigo y caminaba junto a él- Además, ahora tendré que buscarme pareja para la fiesta en el club- agregó dando un palmetazo en la nuca de Deneb.
-¡Se me había borrado de la mente aquello, ¡pero ya encontrarás alguien con quién salir, si pretendientes te sobran!- dijo Deneb.
-Sí, pero yo quiero carne fresca, no chicos con los que ya haya cogido, además, irá Canopo y su novio y tú con el tuyo, no quiero tocar el violín a los enamorados- masculló Dubhe.
-Tranquilo, verás como algo surge y la pasamos bien- dijo Deneb devolviendo el golpe a Dubhe y perdiéndose entre el mar de estudiantes que a esa hora transitaba por la universidad.

Continuará.